Comentario
Capítulo 14
De la manera de las casas reales
Párrapho primero: de la audiencia de las causas criminales
El palacio de los señores o casas reales tenía muchas salas. La primera se llamava tlacxitlan; quiere dezir "sala de la judicatura", donde residían el rey y los señores cónsules o oidores y principales nobles, oyendo las cosas criminales, como pleitos y peticiones de la gente popular. Y allí juzgavan o sentenciavan a los criminosos a pena de muerte, ahorcar o apedrear, o achocarlos con palos, de manera que los señores usavan a dar muchas maneras de muerte por justicia. Y también allí juzgavan a los principales nobles o cónsules cuando caían en algún crimen. Condenávanlos a muerte o a destierro, o a ser trasquilados, o le hazían macegual, o le desterravan perpetuamente del palacio, o echávanlos presos en unas jaulas rezias y grandes. También allí los señores libertavan a los esclavos injustamente hechos.
En tiempo de Motecuçuma huvo muy gran hambre por espacio de dos años, por lo cual los principales vendieron muchos, ansí sus hijos como hijas, por no tener qué comer. Y oyendo Motecuçuma que los señores vendieron sus hijos y hijas por la hambre, huvo gran misericordia, y mandó a sus vasallos que juntassen todos los esclavos hidalgos que se havían comprado. Y luego el señor mandó dar a sus dueños a cada uno una paga o sus dones, como mantas de cuatro piernas, y delgadas, y cuachtles; son como de Campech. Y también les dieron maíz por los que havían comprado los principales. Y fue la paga doblado del precio que havían dado.
Y en este lugar donde llamavan tlacxitlan los jueces no diferían los pleitos de la gente popular, sino procuravan de determinarlos presto, ni recibían cohechos, ni favorecían al culpado, sino hazían la justicia derechamente.
Párrapho segundo: audiencia de las causas civiles
Otra sala del palacio se llamava teccalli o teccalco. En este lugar residían los senadores y los ancianos a oír pleitos y peticiones que les ofrecían la gente popular. Y los juezes procuravan de hazer su oficio con mucha prudencia y sagacidad, y presto los despachavan, porque primeramente demandavan la pintura en que estavan escritas o pintadas las causas como hazienda, o casas, o maizales, y después, cuando ya se quería acabar el pleito, buscavan los senadores los testigos para que se afirmassen en lo que havían visto o oído; con esto se acabavan los pleitos. Y si oía el señor que los juezes o senadores que tenían de juzgar dilatavan mucho sin razón los pleitos de las gentes populares que pudieran acabar presto, los dilatavan por muchos días por amor de los cohechos o paga, o por amor de los parentescos, luego el señor mandava que les echassen presos en unas jaulas grandes hasta que fuessen sentenciados a muerte. Y por esto los senadores o juezes estavan muy recatados o avisados en su oficio.
En el tiempo de Motecuçuma echaron presos muchos senadores o juezes en unas jaulas grandes, a cada uno por sí, y depués fueron sentenciados a muerte, porque dieron relación a Motecuçuma que estos juezes no hazían justicia derecha o justa, sino injustamente la hazían, y por esso fueron muertos. Y eran estos que luego se nombran: el primero se llamava Mixcoatlailótlac; el segundo, Teicnotlamachtli; el tercero, Tlacuchcálcatl; el cuarto, Iztlacamixcoatlailótlac; el quinto, Umaca; el sexto, Tócual; el séptimo, Uitctlolinqui. Estos eran todos del Tlatelulco.
Párrapho tercero: audiencia para la gente noble
Otra sala del palacio se llamaba tecpilcalli. En este lugar se juntavan los soldados nobles y hombres de guerra. Y si el señor sabía que alguno de ellos havía hecho algún delicto criminal, de adulterio, aunque fuesse más noble o principal, luego le sentenciava a muerte; matávanle a pedradas.
En el tiempo de Motecuçuma fue sentenciado un gran principal que se llamava Uitznáoatl Ecamaláotl, el cual havía cometido adulterio, y le mataron a pedradas delante de toda la gente.
Párrapho cuarto: consejo de la guerra
Otra sala del palacio se llamava tequioacacalli, o por otro nombre cuauhcalli. En este lugar se juntavan los capitanes que se nombravan tlatlacochcálca y tlatlacatécca para el consejo de la guerra. Havía también otra sala del palacio que se llamava achcauhcalli. En este lugar se juntavan y residían los achcacauhti que tenían cargo de matar a los que condenava el señor, los cuales se llamavan cuauhnochtli y atempanécatl y tezcacoácatl; y si no cumplían lo que les mandava el señor, luego les condenava a muerte. Havía otra sala del palacio, que se llamaha cuicacalli. En este lugar se juntavan los maestros de los mancebos, que se llamavan tiachcaoan y telpuchtlatoque, para aguardar lo que les havía de mandar el señor para hazer algunas obras públicas. Y cada día, a la puesta del sol, tenían por costumbre de ir desnudos a la dicha sala del cuicacalli para cantar y bailar, solamente llevavan cada uno una manta hecha a manera de red, y en la cabeça atavan unos penachos de plumajes con unos cordones hechos de hilo de algodón colorado, que se llamava tochácatl, con que atavan los cabellos; y en los agujeros de las orejas ponían unas turquesas, y en los agujeros de la barba traían unos barbotes de caracoles mariscos blancos. Y ansí que todos los mancebos que se criavan en las casas de telpuchcalli ivan a bailar cada noche, y cesavan como a las onze. Y luego los sacerdotes y ministros de los ídolos començavan a tañer a maitines con unos caracoles mariscos grandes, por razón que era hora de salir a hazer penitencia, según de costumbre. De esta manera, en cesando de bailar, todos los mancebos luego ivan a dormir en las casas de telpuchcalli, y nadie se iva a dormir a su casa. Y todos dormían desnudos, sino con aquellas mantillas con que bailavan se cubrían, cada uno por sí. Y ansí, en dormiendo un poco, luego se levantavan para ir al palacio del señor. Y si el señor sabía que algunos de ellos havían echado algunas derramas de tributo o de comida o bevida que comiessen los maestros de los mancebos, luego el señor los mandava prender y echarlos en la cárcel de las jaulas grandes, cada uno por sí. O si sabia el señor que alguno de ellos se havía emborrachado o amancebado, o havía hecho adulterio, mandávale prender y sentencíavale a muerte, o le davan garrote, o le matavan a pedradas, o a palos delante de toda la gente, para que tomassen miedo de no atreverse a hazer cosa semejante.
Párrapho quinto: de las troxes o alhóndigas
Otra sala del palacio de llamava petlacalco. En este lugar posava un mayordomo del señor que tenía cargo y cuenta de todas las troxes de los mantenimientos de maíz que se guardavan para proveimiento de la ciudad y república, que cabían a cada uno dos mil fanegas de maíz, en las cuales havía maíz de veinte años, sin dañarse. También havía otras troxes en que se guardava mucha cantidad de frixoles. Havía también otras troxes en que se guardavan todos los géneros de bledos y semillas que se llaman chía y oauhtli y chiantzótzol. Havía otras troxes en que se guardava la sal gruessa por moler, que la traían por tributo de tierra caliente. También havía otras troxes en que se guardavan fardos de chile y pepitas de calabaças de dos géneros, unas medianas y otras mayores que se llaman cuauhayooachtli. En estas alhóndigas estava también la cárcel de aquellos que hazían algunos delictos por los cuales no merecían muerte.
Párrapho 6: de la casa de los mayordomos
Otra sala se llamava calpixcalli, o por otro nombre texancalli. En este lugar se juntavan todos los mayordomos del señor, trayendo cada uno la cuenta de los tributos que tenía a su cargo, para dar cuenta y razón de ellos al señor cuando se lo pidiese; y ansí cada día tenía cada uno aparejado el tributo que era a su cargo. Y si el señor sabía y tenía averiguado de alguno de los mayordomos que havía tomado y aplicado para sí alguna parte del tributo, o si no alcançava la cuenta de todo el tributo que era a su cargo, luego mandava el señor prenderle y echarle en una jaula hecha de viguetas gruessas. Y también mandava y proveía el señor que todas las mugeres amancebadas con el tal mayordomo, y hijos o hijas o deudos, les echassen fuera de su casa y les desposeyessen de la casa, con toda la hazienda que antes tenía el mayordomo delincuente. Y ansí la casa, con toda la hazienda, se aplicava al señor, y luego mandava cerrarla, y condenávale a muerte.
Havía otra sala que se llamava coacalli. En este lugar se aposentavan todos los señores forasteros que eran amigos o enemigos del señor, los cuales venían por combidados, y dávales muchas joyas ricas, como mantas labradas y maxtles muy curiosos, y unos barbotes de oro que usavan poner en los agujeros de la barba, y las orejeras de oro que ponían en las orejas agujeradas, y otros barbotes de piedras preciosas, de chalchihuites, engastonados en oro, y unas cuentas de chalchihuites y otras cuentas de las mesmas piedras para las muñecas, que usavan traerlas. Lo que dize de los enemigos era que con salvoconducto venían a ver la magestad del señor de México y los edificios del templo y la cultura de los dioses, y el servicio y policía que el rey o señor de México tenía en su república.
Párrapho 7: de la sala de los cantores y de los atavíos del areito
Havía otra sala que se llamava mixcoacalli. En este lugar se juntavan todos los cantores de México y Tlatelulco, aguardando a lo que les mandasse el señor, si quisiesse bailar o probar o oír algunos cantares de nuevo compuestos. Y tenían a la mano aparejado todos los atavíos del areito, atambor y tamboril, con sus instrumentos para tañer el atambor, y unas sonajas que se llaman ayacachtli y tetzilácatl y omichicaoaztli y flautas, con todos los maestros tañedores y cantores y bailadores, y los atavíos del areito para cualquier cantar. Si mandava el señor que cantassen los cantares de uexotzincáyutl o anaoacáyutl, ansí los cantavan y bailavan con los atavíos del areito de uexotzincáyotl o anaoacáyutl. Y si el señor mandava a los maestros cantores que cantassen y bailassen el cantar que se llama cuextecáyutl, tomavan los atavíos del areito conforme al cantar, y se componían con cabelleras y máxcaras pintadas, con narizes agujeradas y cabellos bermejos, y traían la cabeça ancha y larga, como lo usan los cuextecas. Y traían las mantas texidas a manera de red, de manera que los cantores tenían muchas y diversas maneras de atavíos de cualquiera areito para los cantares y bailes.
Párrapho 8: de la casa de los captivos
Otra sala se llamava malcalli. En este lugar los mayordomos guardavan los cativos que se tomavan en la guerra, y tenían gran cargo y cuenta de ellos, y dávanles la comida y bevida y todo lo que se les pedían a los mayordomos. Otra sala se llamava totocalli, donde estavan unos mayordomos que guardavan todo género de aves, como águilas y otros paxarotes, que se llaman tlauhquéchol y çacuan y papagayos y alome y coxoliti. Y también en este lugar se juntavan todos los oficiales, como plateros o herreros y oficiales de plumajes y pintores y lapidarios que labran chalchihuites y entalladores. Y también en este lugar residían unos mayordomos que tenían cargo de guardar tigres y leones, y onças y gatos cervales.